El
Proyecto

Fragas do Lecer es una bodega acogida a la denominación de origen Monterrei. Fundada en el año 2005 por la familia Boo Rivero, se incorpora al proyecto Grandes Pagos Gallegos de Viticultura Tradicional en el año 2016.

Nuestra apuesta por el Godello y también por la Mencía se centra en la Denominación de Origen Monterrei. Creemos que las características se suelo, clima y altitud del valle del Támega son las que permiten expresarse mejor a estas variedades. En la Denominación de Origen Monterrei, nuestro proyecto es Fraga do Corvo. Y ello por varias razones de peso, pero fundamentalmente dos: la sabiduría y conocimiento del viñedo y de la zona que nos aporta la familia Boo Rivero, y la extraordinaria calidad de los viñedos que configuran el proyecto.

Los fundadores de la bodega, la familia Boo-Rivero, son una saga de viticultores de Monterrei que lleva más de 30 años (tres generaciones) apostando por las variedades autóctonas -Godello, Verdello y Mencía principalmente- primero como viticultores y posteriormente como bodegueros.

Nuestra filosofía
de Viticultura

Los puntos clave que son fundamentales para nuestra filosofía vitivinícola y visión para el futuro son los siguientes:

Recuperación de viñedos históricos

Nuestros antepasados entendieron bien las necesidades de las variedades de uva que cultivaban y conocían perfectamente la mejor orientación para sus viñedos, mirando hacia el sol naciente. Eligieron áreas para sus viñedos que no se vieran afectadas por las heladas, excepto en circunstancias excepcionales. También buscaron suelos que proporcionaran un equilibrio ideal entre la madurez y otros factores de calidad en la uva.

Variedades autóctonas

Nuestros ancestros desarrollaron durante siglos la mejor y más amplia selección de variedades y clones de uva. Durante más de un milenio, estas variedades se han adaptado a nuestros tipos de suelo y clima. De este legado indeleble de su experiencia, hemos recogido los frutos de su trabajo: Albariño, Treixadura, Godello, Caiño Blanco, Loureiro, Mencía, Sousón, Brancellao y Caiño Longo.

Suelos vivos

El suelo no es simplemente una base sobre la cual se apoya la planta. La planta se desarrolla en el suelo y es en el suelo el que proporciona su sustento. Por esta razón, es muy importante mantenerlo vivo, algo que nuestros abuelos entendieron perfectamente.

Las plantas obtienen sus nutrientes del suelo, que luego transforman y asimilan en su follaje. Para mantener una planta sana, es muy importante que el suelo también este sano. Para que una planta estalle de vida, el suelo también debe estar lleno de vida, ya que de esta manera puede transformar el material orgánico, descomponiéndolo y convirtiéndolo en los nutrientes que la planta puede asimilar.

Una cubierta verde mantiene el suelo húmedo en los periodos secos del año, durante los cuales la vid está creciendo, y por esta razón nunca usamos herbicidas, que matan y dejan al descubierto el suelo, y solo usamos fertilizantes orgánicos.

Arquitectura vegetal

Este concepto no se refiere solo a los sistemas de capacitación de las vides, sino que tiene en cuenta el viñedo en su conjunto, formado por las propias plantas, su entorno y las estructuras de soporte para el crecimiento de la vid.

Una vez más nuestros antecesores nos han legado toda su sabiduría para el cultivo de la vid con respecto al clima, la orografía, el tipo de suelo y la variedad de uva; acercar las plantas o ampliar el espacio entre ellas de acuerdo con sus necesidades y desarrollar técnicas como sistemas de entrenamiento de cenador o enrejado. También aprovecharon siempre los materiales disponibles de forma natural, logrando así los mejores resultados para los viñedos y su integración en el medio ambiente local.

Tratamiento de las vides

Todos los tratamientos deben basarse en la observación constante y la atención al viñedo. De esto surge el dicho común: “Si quieres una vid sana, tienes que visitarla todos los días”. No se deben tratar las vides de forma preventiva o simplemente siguiendo un calendario fijo.

El objetivo principal siempre debe ser una vid bien equilibrada, con el vigor suficiente para resistir los ataques de hongos que ocurren en ciertas condiciones meteorológicas y siempre tratando las plantas usando tratamientos de contacto directos no agresivos, como azufre y cobre.

La vid se expresa a través de su apariencia y cuando esta sana y equilibrada, muestra vitalidad y exuberancia, y su color es un verde más vivo e intenso. Y no solo el aspecto visual, sino también otras sensaciones que se pueden sentir caminando por el viñedo.

Esta observación cercana también determina las operaciones de viñedos como el mantenimiento de enrejados, el adelgazamiento de los brotes y la poda verde, todo lo cual se realiza para mantener el equilibrio de la planta.

Cosecha manual

El tiempo de la cosecha es el momento de recoger la fruta, que es la esencia del clima, la tierra, la variedad de uva y el corazón y el alma del viticultor, todo concentrado por la planta en la uva misma.

Siempre cosechamos a mano para proteger este tesoro que la naturaleza nos ha ofrecido. Los racimos de uva son seleccionados por las manos de los cosechadores de uva, que solo recogen los racimos que están en perfectas condiciones y que luego se llevan a la bodega en cajas de 15 quilogramos, para evitar micro fermentaciones.

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